No, no me refiero a que mis ideas no sean buenas. A lo que me refiero es que todavía no me han pagado por ellas.
Cuando te pones a mirar un portfolio ya sabes a lo que vas, tienes la potestad de juzgar, de sentirte como ese profesor que tenías en el colegio, el que corregía rápido y el día siguiente tenía las notas, pero a tu manera. A ver qué se presenta, qué tipo de trabajos hay, si valen la pena y se ajusta a lo que se busca. Pero no te vale con un aprobado, buscas el 10, el perfecto de la clase.
Bien, pues aquí no vais a encontrar nada de eso, esto va a ser más cómo cuando te encuentras un examen de ese chaval que no ha estudiado mucho pero que al menos te entretiene mientras corriges, que no responde a lo que dicen los enunciados pero que sabe lo que está escribiendo, tiene coherencia y prefieres que te haya contado eso a que te intente convencer de que sabe del tema que le preguntas. Lo que vas a encontrar aquí va a ser un portfolio de trabajos NO creativos y NO cualificados, que es de lo que puedo hablar.
Si hay algo que puedo sacar en claro de estas experiencias es: que el oficio se aprende. El oficio se acaba aprendiendo a través del trabajo. Si no trabajas no puedes desarrollar un oficio. La creatividad sin oficio deja de ser creatividad.
Actualmente. Máster One Year Filmmaking
en la
ESCAC, Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya.
2019. Graduado en Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de
Valladolid
2019. Guionista y Realizador XI Edición de la gala del Festival Publicatessen
2019. Obrador curso de escritura creativa. 26 horas
2018. Locución y doblaje en el Instituto de cine de Madrid. 10 horas
2018. Beca íntegra para maratón creativo en Brother Valencia.
2017. Curso de Comunicación Visual y Fotografía. 25 horas
2017. Curso de Photoshop. 25 horas
2016. Curso II Jornadas de Cine y Psicoanálisis. El Erotismo. 15 horas
2015-2017. Coordinador y Locutor en Emisión Mahonita. Radio Universitaria.
2015. Curso de Edición de vídeo. 25 horas
2015. Curso de Periodismo Cultural
Radiofónico. Radio 3. 20 horas
Actualmente. Comercial Captador en
Solarval.
2019. Mozo de Almacén en Juguettos Gandia.
2019. Games Associate en Cedar Point, Sandusky, Ohio.
2019. Prácticas de Auxiliar Técnico Audiovisual la UVa, Campus María
Zambrano de Segovia.
2018. Colchonetero en Camas Elásticas TOMMY, Playa de Gandía.
2017. Ayudante de Carpintería FustaMax
2017. Rotulista en ALFA Luminosos
Idiomas
Español: Nativo
Valenciano: Nativo
Inglés: Alto
Francés: Nivel Básico EOI
Podrás ver algunas cualidades necesarias para cualquier oficio que he ido desarrollando como: Organización y planificación. Disciplina. Efectividad. Trato con el cliente, tanto en castellano como en inglés. Escucha. Compromiso. Constancia. Y todo sentimiento que te genere esta lectura.
Son las cinco menos veinte de la mañana. 22 de diciembre. Al panecillo de la cocina no le ha dado todavía tiempo a descongelarse desde anoche. Que frío. Le pones algo de fiambre dentro, lo envuelves, coges un zumito y a la bolsa.
Cinco en punto. Acabas de llegar a la nave. Qué frío. Encienden las luces, sacan el camión y esperas que te den el pedido de tiendas de ese día, mientras ya suena Los 40 Principales por todo el almacén. Mi persona favorita, tiene la cara bonita, y otros éxitos del pop nacional e internacional sonarán por los altavoces nonstop durante las 12 horas que estés ahí metido; y en tu cabeza las siguientes 12 horas que pases fuera.
Te entregan el pedido. Tres hojas. Tres hojas para la primera tienda. Coges tu arsenal: boli portapapeles y cutter y subes al almacén. Qué frío. Te tocan los primeros cuatro pasillos, los que ya tienes dominados. Calculas que llenarás cuatro jaulas antes de las ocho y media de la mañana. Vas a tiro hecho porque ya te has aprendido algunas referencias de los productos más vendidos como el 0752 el coche de carreras radiocontrol de Mario Kart; el 0822, la pizarra de madera de Manualidedos; el 4654, la silla de paseo de Mimittos, ¿el 4654? ah está en el pasillo de fuera. Vas a cogerlo lo primero para que te quepa bien en la jaula. Vamos pa’ la playa, pa’ curarte el alma, cierra la pantalla, abre la medalla... (bailecito en el pasillo de los Playmobils; esta cancioncilla sí me gustaba). Paramos a almorzar y repetimos el proceso con la segunda tienda.
Por la tarde toca preparar los pedidos online. Desde aquí, desde ya, ahora mismo, quiero pedir perdón a todos los padres, madres, hijos, hijas, abuelos, abuelas, mascotas, familiares, conocidos, amigos que recibieron un regalo las primeras semanas de noviembre y recibieron el producto sin pilas y sin papel de regalo: sí, fue culpa mía. Las primeras dos semanas no sabía leer bien los pedidos, y hasta que no me avisaron los juguetes viajaban sin complementos.
Recordemos, 22 de diciembre, los pedidos que ya no salgan hoy, nadie asegura que puedan llegar para el día 25. Ciento sesenta y tres pedidos. Son las tres de la tarde y el transportista llega a las seis. Cambiamos de arsenal: precintadora, rotulador y cutter. El jefe del almacén va buscando los productos, yo solo empaqueto y me hernio. Llega la furgoneta de correos express ¿Furgoneta? Ciento sesenta y tres pedidos, ¿en una furgoneta? Uff, a mí solo me cabrán unos 50 paquetes socio, nos dice. Es al último sitio al que vengo para hacer la ruta.
Son las seis de la tarde, ya es de noche. Sales del almacén. Qué frío.
¿Habéis visto la película Adventureland? Pues mi verano de 2019 fue un poco así, pero yo lo elegí. Sí, elegí pasar un verano trabajando en el departamento de games de un parque de atracciones.
Mi colega Alfredo me comenta que está mirando de hacer la típica experiencia de irse tres meses a Estados Unidos a aprender inglés, que lo está mirando a través de una agencia en España, que ya vas con trabajo, seguros y blablablá, que todo es bastante seguro y fiable, que vale mil pavos más el vuelo. Yo tenía dinero, de trabajar el verano anterior de colchonetero, mi primer jornal decente. Puntos a favor: acababa la universidad, no había hecho erasmus y esto sería como un mini erasmus para mí. Así que no lo pensé mucho más. Yo sabía lo que significaba ese aprender inglés. A ver, si dijera que no aprendí inglés mentiría, pero sabía que íbamos a otras cosas, ya sabéis, rollo erasmus.
El hecho de tener que trabajar no me generaba problema, es más, probablemente si no nos hubiéramos ido tendría que haber trabajado otra vez en las camas elásticas, otro punto a favor que reflexione luego.
Llegas con un nivel medio de inglés y una confianza más bien floja y te toca trabajar una media de diez horas al día en los puestos de juegos recreativos. Tú solo. Al principio te sientes perdido, luego observas y la dinámica es fácil. Te estudias las reglas del juego, te vas quedando con frases que dicen los padres para animar a los hijos y las repites con los nuevos clientes, atraes y generas un trato más cercano. Ya estás listo para trabajar en tu nuevo puesto. Tu inglés sigue siendo medio, pero ahora medio de verdad, y tu confianza alta. Sí, eso de trabajar está muy bien, pero has dicho que ibais por otras cosas, cuéntanos eso que nos gusta más el salseo. Sí, si tenéis razón, pero todo eso me lo reservo para un libro que llamaré CALIFORNIA 19, o algo por el estilo, que contará las aventuras y desgracias de un joven español en Estados Unidos, trasunto mío, llamado Pepe. Os dejo con un avance de lo que contendrá ese libro:
· Habitaciones con literas.
· Viajes al Walmart.
· Four Loko.
· Un Supervisor que se llama Jason.
· Un paseo en patines por Central Park
· Un robo de pasaporte en Las Vegas.
· Una mansión en Hollywood Hills.
Cumplí todos los requisitos necesarios para poder hacer las prácticas en la universidad: acercarme a Jose Antonio y preguntarle si podría realizar prácticas el año siguiente.
Parece fácil, pero es más complejo de lo que pensáis. Jose Antonio es una de las mejores personas con las que me he cruzado a lo largo de mi vida, pero para poder descubrir a ese Jose Antonio tienes que pasar por, digamos, una serie de procesos.
Jose Antonio es el único responsable, o al menos lo era en los tiempos que yo estudiaba, del laboratorio audiovisual de la universidad. Cualquiera que tuviera un problema, consulta o emergencia acudía a él, menos en su hora del café, no lo busques que no lo encontrarás. Es lógico pues, que Jose Antonio no pueda tener un trato especial con todos los alumnos que se le acerquen. Hay que ganarse su confianza poco a poco, ese es el primer paso.
En primero de carrera tienes la oportunidad perfecta para hacer ese primer contacto y que vea que eres un chavalín con ganas. Todos los años se ofertan cursos de cámara, edición, fotografía, doblaje y todo lo relacionado con el mundo audiovisual que en la carrera de publicidad no se trabaja tanto. Ahí es donde realmente Jose Antonio puede ver que te interesa el mundillo y no simplemente acudes a él para poder salvar los trabajos que te piden en clase. Además, el material del laboratorio es algo sagrado, si no tiene constancia de que tienes al menos unos conocimientos básicos, no se fiará de dejarte buen material. Hacerte colega de gente de tercero o cuarto que tenga contacto con él será también algo que juegue a tu favor. De esa manera podrás empezar a hacer algún proyecto audiovisual interesante los próximos años.
Pero si hay algo que realmente se puede convertir en tu mejor baza para poder tratar con el Jose Antonio que os comentaba al principio son los eventos culturales en la ciudad de Segovia. Perdón, mejor dicho, la cerveza. Las cañitas post-eventos culturales en la ciudad de Segovia. Después del MUCES, 3D WIRE, Publicatessen o cualquier exposición en el Palacio de Quintanar es el mejor momento para poder tratar con Jose (ya en confianza), olvidándonos de fechas de reserva, revisión de material o baterías sin recargar. Aquí podemos hablar de cómo se siente, del grupo de música que está montando su hija, de cómo disfruta su profesión y de cómo disfruta su ciudad.
Y yo, encantado de poder haber pasado el último año junto a Jose resolviendo problemas, consultas o emergencias del colectivo universitario.
Ocho niños saltando, ocho esperando sentados al borde de cada cama, unos treinta más esperando en la cola. Cada ronda de ocho saltan diez minutos, treinta niños serían unas cuatro rondas más, es decir, cuarenta minutos, más los ocho que ya están esperando. Son las 00:40, en teoría cierro a las 00:00. Vale. Cortamos la cola. Cierro la puerta de entrada. Se intentan colar, padres e hijos. Les digo que ya voy a cerrar. Me dice que es solo una niña y que hay treinta esperando. Con buenas palabras le tengo que decir que yo tendría que cerrar a las 00:00 pero que tal y como está la cola, respetando que cada niño salte diez minutos, y contando la media hora que me tengo que tirar luego para limpiar y cerrar, voy a hacer un par de horas extra que nadie me va a pagar y que mañana vuelvo a las 18:30 de la tarde. Que abrimos, bueno abro, a las 19:00 que mañana puede venir más pronto, gracias. Nada, que no lo entiende. Si es solo una niña. Mientras limpias, que salte un poquillo, te pago igual. Te quedas pensando, crees que va a ser más fácil tratar con la niña que con el padre. Miras a la niña a la cara, ya te está haciendo pucheritos. Allá vas. Hola campeona, ¿cómo te llamas? Ruth. Ya se sorprende solo por el hecho de que le hayas preguntado su nombre, o por el campeona, que no paraste de decirlo en todo el verano. Sacas de tu riñonera mágica una piruleta, el premio que se llevan todos los niños que obedecen y saltan súper bien sin cambiarse de cama. Su expresión cambia automáticamente. Toma, Ruth. Ahora ya voy a cerrar, pero mañana venís un poco antes y después de saltar te doy otra, ¿vale? Agacha un poco la cabecita, sacando la lengua medio salivando e intentando abrir la piruleta. El padre coge a Ruth en brazos, le quita la piruleta y le dice que ahora antes de dormir no, que la guardan para mañana. Ruth empieza a llorar y a patalear sobre la barriga, y los huevos, de su padre. Gracias. Se van.
Volví tarde de Segovia, tuve que quedarme a dos recuperaciones en julio y en las fechas en las que estábamos ya era difícil encontrar trabajo para la temporada estival. Lo único que pude encontrar fue con mi tío, en su empresa de rotulación. Con horario flexible, es decir, igual un día iba a las 4:30 de la mañana para rotular las lonas de un camión que se lo llevan a las 7:00 y a las 10:00 ya había acabado; o volvía a las 15:00 de la tarde hasta eso de las 18:00 para preparar los vinilos que vamos a poner en una lavandería de Gijón; o simplemente no me llamaba en tres días porque no había faena.
Y nada, yo pensaba, que era lo que me tocaba, que al menos me daba para sacarme unas perrillas y poder pagar la matrícula del año siguiente porque con la media que estaba teniendo estos años no optaría a beca.
Mientras, mis colegas están de festival. Bebiendo, ligando, drogándose. Yo aquí, parado en una gasolinera Cepsa en el kilómetro 171 de la A-23 camino al norte. Las gasolineras de Cepsa son del Club Carrefour, y tienen mejores precios, dice mi tío ¿Qué quieres? Coge lo que quieras. Veo que se coge un Monster, pipas y una caja de cuatro helados de cono y un pack de seis granizados de limón. Yo cojo unos cacahuetes y un RedBull, para no dormirme. Nos quedan 6 horas más de viaje y se hace eterno. Vamos en una furgoneta sin radio y sin aire acondicionado. No puedo hablar con mi tío, con el ruido de la ventana bajada no nos oímos, solo noto cómo el aire me golpea todo el rato en la oreja derecha. Cuando quiere algo me da un codazo y yo acerco la cabeza para ver si le oigo. Me señala los conos y que le dé uno dice, que me coja yo otro. Nos comemos uno cada uno y me pide el otro, que me coja yo el otro, dice, que lo había comprado para los dos , y yo no puedo más. Vale tranquilo, yo me lo como. Los granizados para luego, que se derritan.
Llegamos a Oviedo, nuestro primer destino. En los próximos siete días haremos siete trabajos en seis localidades: Oviedo, Gijón, Ajo, Santoña, Astilleros y Aranda de Duero. Un road tour rotulando lavanderías autoservicio. Mientras mi tío habla con Don Miguel, el franquiciado y dueño del nuevo negocio que todo el barrio se pregunta cuándo abrirá, yo empiezo a descargar la furgoneta y a montar todo el tinglado para poder rotular y engalanar de un verde lima este viejo local.
Marcos, recoge, recoge. Con este chirimiri no vamos a poder empezar. Mételo todo dentro del local y vamos a tomar un café con Don Miguel, que nos quiere invitar a merendar.
¿Marquitos? ¿Cómo vas? ¿Te sobra la pasta? ¿Te apetece currar un poquillo? Así es cómo me llegan las ofertas de trabajo de mi tío. Trabajos esporádicos que vengo haciendo desde los 16 años. Poner un suelo de parqué, montar una pérgola, restaurar piscinas, reformar una oficina entera, montar terrazas y aprender a almorzar como Dios manda.
Despacito y con buena letra se podría decir que es el lema de mi tío a la hora de trabajar. Si algo no encaja, eh tranquilo nano, ¿no entra? Pues no lo fuerces, más vale cortarle otros dos milímetros y que quede bonito y aseado, me entiendes, ¿no? Que después te encuentras cada cosa por ahí que es de vergüenza, y un metro de esta madera es más cara que todo el suelo que os puse yo en casa. Verás como así ahorramos tiempo y material.
Esto mientras las cosas van bien. Si no, es lo mismo pero diciendo que ya estamos perdiendo dinero con esta faena, que la acabamos algo más rápido, dejamos todo bien apañado y nos vamos. A ver si con la siguiente faena podemos cubrir lo de esta. Vamos, las rutinas que se cogen siendo un autónomo.
Tampoco faltan las historias entre faena y faena de todo lo que ha vivido. Suena Radio 3 y pocos son los grupos que no haya visto en directo. Aparte de enseñarme a usar la radial, la lijadora o la máquina de atornillar, también me enseñó a valorar la importancia de la familia y de los colegas, me descubrió Radio 3 y me demuestra que en medio del caos las cosas también pueden salir bien.